Una carta con muchas preguntas
Srita. Helen Marge O´Farril
La región más transparente
(DF - México)
Bugalandia CP 1912
La región más transparente
(DF - México)
Bugalandia CP 1912
Jueves 23 de Noviembre
San Juan de las Manzanas
(Tlaxcala - México)
Pink City, Rainbowland CP 1911
San Juan de las Manzanas
(Tlaxcala - México)
Pink City, Rainbowland CP 1911
Preludio a la carta:
- ¡Es extraño! A lo lejos miro la belleza paisajística de mi pequeña ciudad.
Entre los cerros descubro la mirada de las dos torres de la iglesia de Ocotlán;
después, aún costado distingo los anuncios de empresas transnacionales:
“Comercio de una vida moderna séptica y vacía”.
Sobre mi cabeza siguen cayendo los rayos del sol,
calientan mi cuerpo y eso tan efímero me hace feliz,
olvidando la cotidianidad -
Entre los cerros descubro la mirada de las dos torres de la iglesia de Ocotlán;
después, aún costado distingo los anuncios de empresas transnacionales:
“Comercio de una vida moderna séptica y vacía”.
Sobre mi cabeza siguen cayendo los rayos del sol,
calientan mi cuerpo y eso tan efímero me hace feliz,
olvidando la cotidianidad -
Querida Helen Marge:
He salido del trabajo. Después de sentirme abrumada porque la campaña 2006-2007 de la editorial, se veía con resultados lentos; hace unos instantes logré con éxito uno de los objetivos esperados y me llevó a casa la dicha de saber que el “arte transforma el universo” (transforma al humano interior que todos poseemos).
A diferencia de otras ocasiones, no me he subido al automóvil para meterme en la realidad vacua y sin sentido. Para guardar los instantes de mi antes mencionada felicidad, decidí caminar por las transitadas calles de esta encantadora localidad; pequeña, singular y cuna de una inmensa nación.
En cada paso miraba los ojos de la gente. Sonreía para ver si hallaba alguna respuesta y con agrado compartieron este suspiro de alegría.
Finalmente llegué hasta el hermoso parque en el que me encuentro escribiendo tu carta. Es solitario pero muy cerca se escuchan los sonidos melódicos, producidos por el ensayo de un cuarteto de cuerdas.
Ahora recuerdo … mientras mis pasos me llevaban a reconocer una diversidad de rostros y veía que dentro de ellos se guardan infinitas historias, imaginé cuantas habían sido inmensamente felices al dar su primer beso; y así en cadena llegó la respuesta de manera sencilla. De hecho Jhon Lennon lo describió a la perfección en una letra … “All you need is love” … TODO LO QUE NECEISTAS ES AMOR.
Aún la frase me sigue dando de vueltas en la cabeza. Qué distinto sería el mundo si todos fuéramos capaces de dar amor; claro, contradictoriamente siempre lo requerimos y hasta soberbiamente lo reclamamos.
¿Qué es amar, mi querida Helen Marge?
A tal grado a llegado nuestra confusión social, de enredar nuestro deseo sexual con el amor. Nos venden por todas partes la receta del amor sexuado, como si fuera un producto de moda y con estatutos de diferencia económica. Ya veo … “Compra este grandioso shampoo que te dejará el pelo tan sedoso pero tan sedoso que por arte de magia y sin explicación alguna te llevará a los brazos del amor verdadero”. ¿No crees que es un insultante atrevimiento?. Habrá que repartir como pan caliente el libro de Octavio Paz, “La doble llama” (ó La llama doble, en este momento no recuerdo exactamente el titulo) para sacar a uno que otro publicista de las galimatías, al vender productos de uso común y mezclarlos con expectativas individuales.
Recuerdo con nostalgia el instante en que le pregunte a mi padre ¿qué era el amor?. Por supuesto que en su frente se dibujó un enorme signo de incógnita. Era una extraña pregunta venida de una niña de siete años. Había muerto mi primer gato, Antonie, con el cual había pasado gratos momentos de juego. Me encantaba acariciar su pelaje achocolatado y me hacía más dichosa verle mirarme con ternura felina. Entiéndase, era mi primer encuentro con la experiencia relacionada con el amor a otro ser. Cuando Antonie dejó de luchar contra el parvovirus y falleció, sentí tanto dolor por su ausencia que la pregunta se convirtió en la búsqueda de un anhelo para llenar el vacío dejado por mi amigo felino.
Mi padre no quiso mentirme y formular una contestación basada en pura información científica. Simplemente me dijo que aún no lo había descubierto, pero cuando supiera la verdad, yo sería la primera en conocerla.
Han pasado varios años y mi padre fue una y otra vez reinventando su experiencia con el amor. Amó a mi madre pero las caricias y los besos se fueron desvaneciendo hasta establecer que sus rumbos irían por caminos distintos.
Papá encontró el amor en otras mujeres y después a ellas también las dejó de amar. Ahora tiene 55 años y ha vivido una enormidad de pericias. Aunque aún no me lo ha dicho, sé que ya tiene una respuesta. Está ahí, guardada secretamente en su mirada, la cual destella cuando sus hijas, Alex y yo, le sonreímos amorosamente. Probablemente no quiera decirme su secreto porque cada uno tiene su propia forma de llenarse del universo que nos rodea.
Y bueno, todos los días salimos a la calle buscando melancólicamente hallar el amor. Cuál es la sorpresa. Siempre ha estado ahí, esperando a que uno le habrá la puerta pues el mundo no se cansa de demostrarnos la belleza efímera. ¡Parece que nos hemos vuelto ciegos!.
Esta ahí, en el sabor de tu casa, en la caricia de tus padres, en la energía de hermanos y amigos, en la presencia de un ser omnipresente que nos regala minuto a minuto la maravilla de la naturaleza … en arcoiris … en auroras … en el calor del cuerpo … en el palpitar de mil texturas.
Bueno … me voy a casa; el café y los cigarros se han consumido mientras escribía está carta. Llené el vacío de un par de hojas esperando reencontrarme a mi misma.
Te mando un beso y un abrazo bien grande. Con cariño … Gia Azje.
He salido del trabajo. Después de sentirme abrumada porque la campaña 2006-2007 de la editorial, se veía con resultados lentos; hace unos instantes logré con éxito uno de los objetivos esperados y me llevó a casa la dicha de saber que el “arte transforma el universo” (transforma al humano interior que todos poseemos).
A diferencia de otras ocasiones, no me he subido al automóvil para meterme en la realidad vacua y sin sentido. Para guardar los instantes de mi antes mencionada felicidad, decidí caminar por las transitadas calles de esta encantadora localidad; pequeña, singular y cuna de una inmensa nación.
En cada paso miraba los ojos de la gente. Sonreía para ver si hallaba alguna respuesta y con agrado compartieron este suspiro de alegría.
Finalmente llegué hasta el hermoso parque en el que me encuentro escribiendo tu carta. Es solitario pero muy cerca se escuchan los sonidos melódicos, producidos por el ensayo de un cuarteto de cuerdas.
Ahora recuerdo … mientras mis pasos me llevaban a reconocer una diversidad de rostros y veía que dentro de ellos se guardan infinitas historias, imaginé cuantas habían sido inmensamente felices al dar su primer beso; y así en cadena llegó la respuesta de manera sencilla. De hecho Jhon Lennon lo describió a la perfección en una letra … “All you need is love” … TODO LO QUE NECEISTAS ES AMOR.
Aún la frase me sigue dando de vueltas en la cabeza. Qué distinto sería el mundo si todos fuéramos capaces de dar amor; claro, contradictoriamente siempre lo requerimos y hasta soberbiamente lo reclamamos.
¿Qué es amar, mi querida Helen Marge?
A tal grado a llegado nuestra confusión social, de enredar nuestro deseo sexual con el amor. Nos venden por todas partes la receta del amor sexuado, como si fuera un producto de moda y con estatutos de diferencia económica. Ya veo … “Compra este grandioso shampoo que te dejará el pelo tan sedoso pero tan sedoso que por arte de magia y sin explicación alguna te llevará a los brazos del amor verdadero”. ¿No crees que es un insultante atrevimiento?. Habrá que repartir como pan caliente el libro de Octavio Paz, “La doble llama” (ó La llama doble, en este momento no recuerdo exactamente el titulo) para sacar a uno que otro publicista de las galimatías, al vender productos de uso común y mezclarlos con expectativas individuales.
Recuerdo con nostalgia el instante en que le pregunte a mi padre ¿qué era el amor?. Por supuesto que en su frente se dibujó un enorme signo de incógnita. Era una extraña pregunta venida de una niña de siete años. Había muerto mi primer gato, Antonie, con el cual había pasado gratos momentos de juego. Me encantaba acariciar su pelaje achocolatado y me hacía más dichosa verle mirarme con ternura felina. Entiéndase, era mi primer encuentro con la experiencia relacionada con el amor a otro ser. Cuando Antonie dejó de luchar contra el parvovirus y falleció, sentí tanto dolor por su ausencia que la pregunta se convirtió en la búsqueda de un anhelo para llenar el vacío dejado por mi amigo felino.
Mi padre no quiso mentirme y formular una contestación basada en pura información científica. Simplemente me dijo que aún no lo había descubierto, pero cuando supiera la verdad, yo sería la primera en conocerla.
Han pasado varios años y mi padre fue una y otra vez reinventando su experiencia con el amor. Amó a mi madre pero las caricias y los besos se fueron desvaneciendo hasta establecer que sus rumbos irían por caminos distintos.
Papá encontró el amor en otras mujeres y después a ellas también las dejó de amar. Ahora tiene 55 años y ha vivido una enormidad de pericias. Aunque aún no me lo ha dicho, sé que ya tiene una respuesta. Está ahí, guardada secretamente en su mirada, la cual destella cuando sus hijas, Alex y yo, le sonreímos amorosamente. Probablemente no quiera decirme su secreto porque cada uno tiene su propia forma de llenarse del universo que nos rodea.
Y bueno, todos los días salimos a la calle buscando melancólicamente hallar el amor. Cuál es la sorpresa. Siempre ha estado ahí, esperando a que uno le habrá la puerta pues el mundo no se cansa de demostrarnos la belleza efímera. ¡Parece que nos hemos vuelto ciegos!.
Esta ahí, en el sabor de tu casa, en la caricia de tus padres, en la energía de hermanos y amigos, en la presencia de un ser omnipresente que nos regala minuto a minuto la maravilla de la naturaleza … en arcoiris … en auroras … en el calor del cuerpo … en el palpitar de mil texturas.
Bueno … me voy a casa; el café y los cigarros se han consumido mientras escribía está carta. Llené el vacío de un par de hojas esperando reencontrarme a mi misma.
Te mando un beso y un abrazo bien grande. Con cariño … Gia Azje.
Etiquetas: Cartas de Colores
