Lessventuras de GIA AZJE

Rainbow adeventures con mucho glam y glitter

6.11.06

Fotogramas de reminiscencia: Los mejores cumpleaños

Como se habrán dado cuenta, eso de cumplir años se ha convertido en mi temática favorita en recientes fechas (¿Será porque San Banano se divisa cercano?).
Año con año mi edad va en aumento pero en sustancia me sigo advirtiendo “fresca como una lechuga”. Bueno!! Seré sincera, en ocasiones la rodilla izquierda no me da la suficiente flexibilidad requerida para andar de saltimbanqui; después de transitar como dizque deportista y constatar con una lesión de meniscos destrozados que en definitiva no estaba hecha para el ejercicio, es común que a veces padezca la falta de aceitito en las tuercas vitales de mis piernas. En realidad eso es lo que más me exaspera de “ir recargando edad”. Sin duda el cuerpo requiere de mucho mantenimiento y cuidado. Quién me viera a mis 17 años entrándole con fe Guadalupana a todos los productos (por haber y por existir) que contengan SOYA "El alimento amado por los vegetarianos". Já, irónica vida, en aquel estimable tiempo de mi adolescencia carnívora, supuse que al morir tendría que cargar a mi tumba un par de carnes asadas con sus respectivos cebollines, idea que se me metió entre ceja y ceja al enterarme lo “largo del camino de los muertos“, uno no sabe si será necesario llevar un ligero refrigerio. Pero para este momento he tenido que dejar poco a poco el consumo de carnes rojas (los alimentos!, no me refiero a las otras carnes, esas siempre están en mi menú y cuando hay buen banquete pues hay buen banquete).
También me sospecho que pronto tendré que reducir mi empleo de alcohol y tabaco, dos cosillas por las que sufriría mucho. No me duelen las harinas y los dulces, los como pero no se encuentran en la tabulación de “productos deleitables”. En cambio, cómo le podré decir no a un martini, a una deliciosa cerveza, a una buena piña colada, a un caballito de tequila donde el sabor madera regocija todo mi paladar. No lo imagino, menos aún si me niego a la posibilidad del cigarro mañanero acompañado con café.
En fin … esto se esta desvirtuando de su camino principal. Se trata de recordar cosas esplendorosas, ya habrá chance para escribir las quejas “porqué se meten con mis macetas”.
Veamos … el primer súper druper cumpleaños fue cuando consumé los tres años. Sí, aunque usted no lo crea! Evoco perfectamente bien el festejo pues mis padres se esmeraron en la organización de la fiesta. Para empezar, el motivo del pachangon (aparte de ser la fiesta de San Banano) era cumplir con Dios (nuestro señor). Como bien dictan las normas de la institución iglesia-católica-apostólica, a todos los chamacones que cumplen tres años se les debe llevar ante el altar y presentarlos a Dios(*). Ustedes comprenderán que recuerdo muy poco del acto religioso, lo que si quedó grabado en mi memoria fue la pachanga posterior. Un pastelote de tres pisos color rosa … genial. Piñatas de colores para romperlas en la cabezota de mi prima Guaya (en ese momento la odiaba con todas mis ganas) … genial. Los regalos, hubo varios pero el que más recuerdo fue a mi gatita Cleo … genial. Los juegos fueron estupendos, sobre todo cuando me escondí junto a Brisa -hija de un amigo de mi papá- … genial estar pegadita en la oscuridad con la niña de pizpiretas pestañas. Y lo mejor de toda la fiesta … claro que por supuesto fui yo. Sociable, risueña y hermosamente vestida en un overol rosa; en ese terruño hace un frío de la cachetada pero nunca perdí el glamour.
Otro aniversario que recuerdo gratamente, fue el año en que unos meses antes me rompí el brazo cuando se me ocurrió emular a “La mujer maravilla”. El mero día de la festejación mi mamá me prohibió jugar bruscamente con la manda de chamacos. Que tristeza, carajos!, es tu cumple y no puedes jugar como Dios lo manda. Mis narinas!, que me enojó, me subí a mi cuarto toda trompuda, encendí la tele y sucedió lo que ya es historia. Me enamoré platónicamente de la concursante por España, en la transmisión de “Miss Universo 1985”. Que bonitos recuerdos!!!.
Cuando cumplí 11 años mi papás se la rayaron con los regalos, fueron cosas bien especiales: 1ero, una cámara fotográfica instantánea con la que pude sacarle fotos a todas mi amiguitas (gracias a eso aún conservó la foto de la niña que me encantaba en esa época), 2o, un tocadiscos donde puse todos los acetatos de Timbiriche y 3o, la enciclopedia completa de “Preguntas y Respuestas de Charlie Brown”.
Otro año sobresaliente en festividad fue cuando cumplí 17 años. Era el último semestre de la prepa y bueno estuvo fenomenal pasarla con todos mis amigos. No quiero jactarme demasiado pero la pachanga por varios años fue digno recordatorio de popularidad, aunque particularmente aquello me supo a “sentirse adulto pero sin preocupaciones”.
Después vinieron los cumpleaños universitarios. Hubo un par que en exclusiva me encantaron. El primero, brindé por mis 19 primaveras en un pueblito perdido de la Sierra de Puebla; en clase de Periodismo tuvimos que cubrir el desastre natural acontecido en esa zona y no había de otra si querías pasar la materia. A pesar de las cosas tan horribles que observamos (de hecho fuimos los primeros foráneos en llegar a las comunidades impactadas por el fenómeno, después de que reabrieran las carreteras). Esa mañana, antes del brindis, me pasó algo espectacular. Mientras sacábamos fotos de los deslaves y entrevistábamos a los lugareños, un par de niños se me acerco y me pidió $10, automáticamente se los di pero pasados unos minutos me quedé pensando: Caray! Porqué les di dinero? No es bueno andar dando limosnas a los niños, mejor hay que invitarles un taco o ayudarlos de otra forma. Pero cual sería mi sorpresa, los niños no necesitaban de mi ayuda. El dinero que les di, les sirvió para comprar pegamento y papel china de colores, con los cuales hicieron un hermosísimo globo aerostático. Hijoles! Se me hizo un nudo en la garganta cuando hicieron volar el globo y éste en una ráfaga de viento regreso a mi. Durante varios años el globo de colores permaneció colgado en mi habitación para recordarme que nunca hay que perder la capacidad de sorpresa.
El otro cumpleaños universitario en definitiva fue el que pasé en tierras yucatecas mientras realizaba mi servicio social integral. Apartadísima de mi familia y amigos, festejé ese cumpleaños rodeada de nuevos individuos que posteriormente se convertirían en sujetos importantes en mi vida. Si le quieren encontrar una moraleja, “cuando uno cree que lo a conocido todo, la vida le tiene destinado otros universos, otras cosmovisiones, otros amigos en el mismo camino”.
Y bueno … de ahí pál real … estos últimos dos años los he festejado sin closet, sin armario, sin tapujos y la neta me la he pasado excelente. Me he divertido muchísimo compartiendo con mis amigos y familia, la verdad que soy y siempre he sido.
Este año será el tercero … amerita una buena celebración!!!!
(*) Si tu no eres católico ó si lo eres pero desconoces el porqué de esta ceremonia, el fundamento del asunto es hacer una analogía con la vida de Cristo, el cual fue llevado por sus papirines al templo precisamente cuando tenía la edad de tres años.

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1 Comments:

At 11:45 p.m., Blogger ProzzaC said...

que chido recuerdo el de tus 17 fue genial me encanto y seguira siendo recordado por mucho mucho tiempo mas.....

 

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