Lessventuras de GIA AZJE

Rainbow adeventures con mucho glam y glitter

26.4.07

El tren verdadero


Para que no digan que luego les cuento puros cuentos ... aquí todo es verdadero ... todo lo relatado es transparente como la neta del planeta.

Ésta es la foto de cuando el Racimo de Estrellas y yo quedamos varadas, esperando a que el tren terminara de pasar.

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Retomando el aliento

No cabe duda que los seres humanos tenemos una formidable capacidad de adaptación.
Llevo dos semanas retomando el nuevo sentido cotidiano. Pus si, con toda la incertidumbre del mundo, me corté el cordón umbilical y dejé las empresas familiares para iniciar la mía propia (Clarín, en asociación con mis buenos amigos Teresa Nassif y el Sr. Isaac Dommit) Algunos dirán: Reina! pero si tienes la mesa puesta. Y yo contestaría: El sabor del éxito sabe mejor cuando uno se lo ha ganado. Así puesen ahí estamos, trabajándole para alcanzar la meta del corporativo exitoso. Honestamente, a veces se me hace la panza chiquita pero tan sólo imaginarme en unos años más como la clásica juniorcilla frustrada pues la neta como que me da ñañita fea, es mejor arrojarse del árbol que quedarse en el nido.
Y entre tantas cosas pues eso de cortarse el cordón significa no tener un peso en la bolsa pues díganme que planta crece siendo toda una planta (incluyendo flor y tallo), para nada, toda planta crece siendo desde un principio una semilla.
Por lo mientras, ofrezco mis servicios como canguro para tener lanita en el bolsillo de mis pantalones (y comprar mis cigarros y chicles) Además ésta nueva cotidianidad me ofrece tiempo para el
activismo verde … Chist! Sin pensar mal … el activismo verde significa enfilarse al activismo para la protección del medio ambiente. También me da tiempo de caminar por las mañanas; no hay nada mejor que el ejercicio mañanero pues he comenzado a ver que mi pancita se esta volviendo un chícharo de acumulación chelera … Noooo … que horror. Entons ahí me ven dándole chido a la caminada, además es híper relajante y bueno aquí entre nos, me fascina que el Racimo de Estrellas me diga que tengo buena pierna (uff!!)
En fin … así ha andado la cosa cotidiana. Estimo que en un mes ya estaré hablando de la mía empresa como algo tangible, ahora andamos en puras relaciones publicas por aquello de las inversiones; esta por demás decir que en esta empresa no hay nada de herencia ni dineros de la familia, sino que chiste!!
Vale! Nos vemos en la próxima platicada … Saludos de Gia Azcarraga J.

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Felicidad es un camino

La frase del mes (ABRIL)
La primera FRASE la encontré -como ya lo había mencionado en un anterior post- en un anuncio de una de las tantas paradas de autobús que hay en esta ciudad. En un retorno silencioso a casa, observaba el movimiento exterior de las grandes avenidas mientras dentro de mí se llevaba acabo un monologo que parecía no tener ilación. Así de repente apareció esa frase: Dinos a donde quieres llegar y nosotros trazamos la ruta.
De alguna manera siento que en estos días mi vida anda en ese mismo sentido, algo enmarañada pero la verdad es que la solución es muy sencilla … Qué es lo que quieres de tu vida; sabiendo eso, puedes planear la ruta de llegada.
Ahora, el meollo del asunto es saber que quiero de mi vida … buen punto!

La segunda FRASE del mes surgió en el dialogo que tenían dos personajes en una película; extrañamente he olvidado el titulo, caso muy raro pues si de algo puedo jactarme es de una memoria cinematográfica paquidérmica.
La trama gira entorno a una puberta que desea tener 30 años el mismo día que cumple 13, y su deseo es concedido pero así de trampolín pasa su edad, perdiendo todo el bagaje de experiencia que se puede acumular en 17 años.
En fin … la chica en el cuerpo de una mujer treintañera tiene un dialogo con su madre y ésta muy sabiamente le dice:
De no haberme equivocado no habría aprendido del error.
Orales!! Porqué no me habían dicho que se vale equivocarse … shales!! Y yo que me sentía la más mala del mundo porque muy a menudo termino regando la leche sobre la mesa. Bueno, más vale tarde que nunca.

La tercera FRASE incluso se encuentra estampada en una playera del amigo Isaac Dommit; la voy a poner tal cual la leí:
“It takes hold the bull by the horns, es decir, “Hay que tomar al toro por los cuernos” ¿Hay alguna pregunta con respecto a ésta frase? Es más que obvia. Ni modos! La vida hay que tomarla por los cuernos … y vieran que se pone la cosa bien divertida.

Y bien, la cuarta FRASE es excelsa. Ya sé que en últimas fechas ando sonando algo pesimista pero bueno, a veces pasa uno sus episodios depresivos, así pues a ésta frase la coloco como lo mejor de lo mejor, además la escribió una chica de 17 años; sabia adolescente, sin tanta nube nublada en su cabeza.
“La felicidad no es sólo una meta, sino un camino” Venga!!! Eso es todo!!! Y uno pensando en los coches, la casa, la cuenta bancaria, la empresa y demás.

Nota1: Recomiendo ampliamente el artículo de donde retome la frase del mes. La puedes encontrar como: “La clave de la felicidad”, escrita por Alejandra Martínez Karam, en el suplemento UNIVERSITARIOS del periódico Reforma (Abril 2007).

Nota2: “Lo mejor del mes” se coloca como una sección de Lessventuras de Gia Azje, apareciendo su publicación en la última semana de cada mes. Se aceptan propuestas de frase que incluyan su razón y su historia.

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En el cuadrilátero con un huracán verdadero

Voy a contarles un episodio de A day in the life

Cierta noche –unos días antes de partir a Yucatán para realizar mi servicio social universitario durante medio año– me acosté en la cama arrullándome con la lectura de la “La Quinta Montaña” (Paulo Coelho) y así con las palabras del personaje de Elías, viajé al universo de mis sueños.

En ocasiones uno recuerda muy poco de la historia soñada; de aquella noche sólo rememoro una pequeña parte, El Final: Una mujer que se decía llamar la Virgen Fátima pronunciaba una palabra contundentemente,
“Reconversión”.

Después, fui despertada abruptamente por mi madre. Los perros que labraban advirtiendo peligro, la habían levantado de la cama y por mero instinto maternal se dirigió a mi habitación.
Me encontró empapada en sudor y temblando. Primero sacudió mi cuerpo sin hallar respuesta; un tanto asustada decidió hacer la sacudida más violenta pero sólo encontró pronunciamientos extraños emergidos de mi voz aún dormida …
reconversión, reconversión … Mamá ahora estaba aterrorizada, algo le sucedía a su hija y ella no le podía hacer un alto a la incertidumbre.
Finalmente me tomó por los hombros, y desesperada movió mi cuerpo con brusquedad. Desperté, la vi frente a mí y lo único que hice fue abrazarla para embargarme entre sus brazos y dejar salir un llanto que no comprendía.

Rápidamente olvidé el episodio con el transcurso de los días siguientes pero en definitiva la respuesta llegó con la
noche más oscura que he vivido; se hizo presente en el silencio ensordecedor del Huracán Isidore/Isidoro
[1].
Ahí, sintiendo el velo de la muerte queriendo tocar mi piel, recordé mi pasado y asumí que debía cambiar mis miedos por algo que se llama felicidad …
reconvertirme … emerger de la tristeza.

Es extraño pero las grandes
reconversiones de la vida llegan con los momentos menos esperados. Cuando uno cree tener todas las respuestas, siempre llega algo para darnos un gran zape en la cabeza y decirnos: cuan soberbio y equivocado estabas.
En definitiva, por mucho tiempo estuve equivocada y lo peor de todo es que tenía una gran coraza llamada soberbia … Si, estoy soy yo y bien chingona ¿algún problema?
Y bueno, llegó Isidore/Isidoro para refrescarme la vulnerabilidad en mi cara; no tuve de otra, había dos caminos: el uno ó el uno, así que me solté en la oscuridad sabiendo que estaba sola con mis propios miedos y que sólo yo podía rescatarme de mi misma …
reconvertirme como lo había propuesto la Virgen Fátima en mis sueños.

Después de la batalla, amaneció y con los primeros rayos de sol, llegó la esperanza de una nueva vida. Como recuerdo aquella frase … Después de la tormenta viene la calma. Si, afuera el aire se respiraba distinto, netamente puro.
En una platica posterior que tuve con el amigo Isaac Dommit –quien también vivió el Huracán- me comentó que a partir de ese momento mi forma de ser cambio, ya no era más la chica que se reprimía a si misma.
Las cosas cambiaron mucho, al regresar a mi casa tres meses después, el camino que retome era distinto al que había planeado en mi adolescencia, como si en mi comenzará a crecer una semillita.
La semilla se convirtió en una tesis brillante (Modelo de contingencia ante desastres naturales) que obtuvo el estimulo de continuar con otros estudios bajo la misma temática.

Y bien, creo que en vida hay muchos huracanes que se nos presentan, inclusive la muerte misma es el último huracán que nos toca atravesar pero todos, absolutamente todos, en mayor o menor cantidad, esgrimen un objetivo:
“reconvertirnos” pues la vida está en continuo cambio, de hecho siempre estamos cambiando. Hoy soy distinta a la que fui antes del huracán y aún más diferente a lo que fui después del huracán.
A veces tengo miedo ante los cambios pero no hay de otra más que asumir la diferencia de cada día. Hoy sé que estoy en la sala de espera y que pronto entraré a otra rama de mi gran árbol de vida.

Por ahora, no tengo un peso ($$) en la bolsa … pero en un par de minutos mi empresa se convertirá en el sueño tangible que me otorgará la abundancia deseada.
Por ahora, sé que amo al Racimo de Estrellas … y que muy pronto la soledad cotidiana terminará. Aún desconozco si éste inmenso amor perdurará o simplemente se transformará.
Por ahora, trabajo como canguro … y de todo lo que observo se transformará en una novela exitosa.
Por ahora sé quien soy … pero mañana seré una diferente.

Para terminar me gustaría dejar una frase que leí en una parada de autobús y que viene muy acorde al tema …
Dinos a donde quieres llegar y nosotros trazamos la ruta.

  • [1] Huracán nombrado ambiguamente como Isidore (femenino) e Isidoro (masculino), acontecido en la península de Yucatán el 21 de Septiembre de 2002.

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Hablando al micrófono

Imagínense que estoy hablando al micrófono …
Éste es el programa radiofónico “Narraciones de vidas nocturnas” hallado en la frecuencia XHLessventuras de su Frecuencia Modulada …
En la cortinilla de apertura suena Memories of green del soundtrack de la película Blade Runner; entre los acordes de un piano futurista iremos hablando de los sueños, de aquellas múltiples vidas halladas en el universo nocturno …

Estos días han sido muy ociosos … espero y espero agotando mi paciencia. Ayer mismo me desperté con esa sensación de sentirme “Nada” (de esa de la que tanto hablaba Jean Paul Sastre). ¡Que vida Dios mío! A veces se me antoja tomar mi mochila de viajero (meter un par de pantalones de mezclilla) y lanzarme a la aventura para mirar cientos de paisajes que aguardan a ser sentidos con en el alma pero finalmente algo me dice que espere pues se aproxima la llegada del nuevo amanecer.

Así es, creo que estoy en la primera etapa de la depresión y no sé si sentirme mal o bien, sólo es y lo transpiro en mi sudor reciclado.
Bien dice el Racimo de Estrellas … date chance nena, si quieres vivir la depresión, vívela bien: no te bañes, no te laves los dientes, despiertate tarde, abandona la sensación entre las sabanas, simplemente deja que en un día salga todo ese vacío … y en esas estoy.

Hace un par de meses soñé con una tortuga de dos cabezas. Hoy desperté de mi sueño recordando que a la puerta de mi casa se encontraba el mar; al momento de abrir llegaban varias tortuguitas recién nacidas y las tomaba entre mis manos con la extrañeza de no saber qué hacer con ellas.
Inmediatamente busque su significado en un par de libros, en ellos coincidía la definición: Buenos momentos están por llegar, sólo que los cambios que has estado buscando llegarán lentamente. Por cuánto tiempo más tendré que prorrogar mis pasos. La vida se mueve en cada amanecer y yo aquí respirando con la paciencia carcomida.

De estos días sólo recuerdo mis sueños. Abro los ojos y entonces me la paso reflexionando sobre cada escenario: sensaciones, colores, texturas, las historias.
El gran maestro del psicoanálisis -Sigmund Freud- decía que nuestros sueños son la voz de nuestro subconsciente, algo así como la capacidad que tenemos para simbolizar nuestro interior. Hay otros que dicen que los sueños son una especie de premonición al inmediato futuro. Yo creo que las dos cosas son ciertas.
La tortuga de dos cabezas simbolizaba mi estado interior; dos caminos por cuales decidir … uno.- hacerle caso a la presión social y dejarme llevar por el sendero de lo ya establecido ó dos.- hacerle caso a mi corazón y arrojarme a la incertidumbre de crear a cada paso mi propia libertad. Está por de más decir que tome la segunda opción, me arroje a la incertidumbre.

Hoy desperté con el sabor de otro sueño … Dirigía una obra de teatro, una historia sobre el escenario que parece ser la mía propia y aunque tenía miedo de equivocarme porque aún carezco de madurez y experiencia, sabía que hay momentos en la vida que son irrepetibles y yo estoy aprendiendo a ser el arquitecto de mi camino, a soltarme, a dejar de ser yo para volverme a encontrar.

Si alguno de ustedes quisiera compartir alguna narración de vida nocturna, ya saben donde dejar el recado.
El cierre de este programa “Narraciones de vidas nocturnas” ha llegado a su fin, esperándolos en la siguiente transmisión. Un beso a todos … no olviden soñar.

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24.4.07

Perr@ muy mojigat@

Esta historia la escribí hace un año cuando entusiasmadamente laboraba para Raza Rosa, espero se diviertan tanto como yo lo hice. Saludos de Gia Azcarraga J. de Racimo de Estrellas ...
La tarde del fin de semana se teñía de colores aburridos. Había decidido ir a saludar a la familia en viaje sorpresa (¡después de tanto libertinaje necesitaba calor familiar!) pero irónicamente, gracias a sus múltiples actividades sociales, terminé sólo acompañada por las cuatro mascotas de mi hermanita (Mina, Chancho, Otto y Negro –todos ellos, hermosos mininos-). Así que bajo ese aspecto poco alentador, telefoneé a mis amigos que viven en esa pequeña provincia, únicamente consiguiendo mal gastar mi preciado crédito de celular; la mayoría estaba de viaje placentero en Cuernavaca. No quedó de otra que zambullirme en la faceta pierde el tiempo en el Internet y en las delicias del Messenger.
¡Obvio! Los sábados son de realización social y claro que por supuesto no había nada de entretenido en el Messenger (sólo una loca como yo puede aventarse ese chascarrillo) pero por arte de magia apareció un nick (el cual desconocía) y de inmediato, la personita del otro lado, me saludo. Agregado: tengo esa mala costumbre de dar de alta, todas las cuentas mail que me llegan; solamente doy a conocidos muy cercanos mi correo electrónico de Hotmail. Sobre esa justificación, respondí a su saludo.
Pregunté su nombre, su edad, dónde vivía y a qué se dedicaba. Lamentablemente, la información otorgada la hacía aún más desconocida pero por lo menos sus datos tenían género. Una absoluta extraña navegaba en mi Messenger. Cosa más rara aún, para la anónima también era yo una incógnita.
Un par de minutos después, la “sujeta” abrió un interrogatorio que me recordó los años de secundaria, es decir, las preguntas y respuestas del “chismográfo ñoño” que se da sin autentico objetivo en cualquier Colegio rigurosamente para señoritas. Qué graciosada es esa de preguntar ¿Cuál es tu color favorito? (¡Dios mío que ÑOÑES!).
La verdad, disfruto mucho del humor involuntario y la “sujeta” desbordaba esa característica, por lo cual continué el cuestionario, creí que todo iba en ¡Buena Onda! pero así de la nada comenzó a subir su tono de chismorreo y con poco Glam me preguntó por la talla de mi bra y si me gustaban las mujeres (Te conozco? Me sabes algo? Que Peks con la damita?).
No oculte mi talla, odio ese merito tontuelo de mentir porque no te están viendo en persona pero al parecer mi honestidad fue acto de burla. La “sujeta”, “objeta” o “personaja disfrazada” de inmediato ridiculizó mi talla pequeña (Díganme ¿Qué tiene de malo no ser tan frondosa? Además nunca me he sentido incomoda con mis bubis. Simplemente entran en lo normal y por lo que a mi respecta sólo son una herramienta más).
Neto que sí me capo la forma tan imbécil de hacerse la buenota. Después de chasquearse de mis duraznitos (como ella los llamo en tono bastante mala copa), acto seguido, presumió sus grandes dotes de copa 36D. Wow! Chido por ti! ¿Y? ¿Quieres que te ligue o cuál es el punto?.
Comencé a cavilar en la frase Una cosa lleva a la otra, repasando las probabilidades de conexión con esta “sujeta”.
1: Su segunda pregunta directa, fue sí me gustaban las chica. Reflexión: Una rainbowgirl no hace esa pregunta tan toscota. Por lo regular te dice: ¿Oye, eres de ambiente?. Respuesta: La “sujeta” era buga ó apenas estaba dando sus zarpasos arcoiris de manera equivocada.
2: Tal vez nos habíamos conocido en el antro. Reflexión: ¡Insisto! Ni de chiste doy mi número telefónico con correo electrónico a desconocidos nocturnos antreros. Respuesta: Si la “sujeta” decía que tenía unas bubis súper grandes, era como para que recordara haberla conocido en el antro.
3: Probablemente algun@ de mis amig@s le había pasado mi correo. Reflexión: He conocido a un par de amigas de ésta forma y en las dos ocasiones existió “recibo de remitente” (es decir que mis amigos me mencionaron la conexión); por otra parte cuando las conocí, de ninguna manera fueron tan oscas y bulgares. Respuesta: ¿¿¿¿????
Finalmente no encontré ilación con la personaja.
Después de un rato (yo molesta por supuesto) la tipeja me menciono que a ella también le gustaban las chicas pero que sólo había probado esa posibilidad con su mejor amiga. Morbosamente me relato una historia cachonda donde lo habían hecho ella, su novio y su amiga. Jajajajajajajajajaja. Como película pornográfica poco genuina y súper neófita de imaginación.
Mis sospechas empezaron a volar. Como que el tono de su imaginería, delataba puro invento de un hombre (ósea varón heterosexual). Sí, ya sé que hay mujeres que tienen la fantasía erótica de pasar un rato cachondo con un hombre y una mujer pero no me dejaran mentir, si fuera verdad su identidad femenina, tendría más sutileza y delicadeza (Sólo hablo de generalidades, siempre hay casos extremos).
Agarrando al “personajo” en la movida, llegó mi tiempo de diversión. Le pregunté acerca de sus sensaciones al realizar su famoso clímax de trío. Ja, con poca elocuencia sólo mencionó que le había excitado más ver a su novio ponerse hornie cuando ella se besaba con su amiga (¡Hay deberás, que falta de cultura lenchis!) Súper obvio que alguien se quería pasar de listo creando una historia que ya era poco creíble.
Se me antojaba continuar con la diversión. Así de escueto y vulgar, le propuse tener cibersexo. De inmediato cayó como perrito en celo. Jajajajajajajaja. Venía la revancha. Sólo basto con decirle que se imaginara que yo era un hermafrodita y que hiciera lo que quisiera conmigo. Jajajajajajajaja. El “personajo” se asustó (¡zacatecas mojigato!), a eso no le entraba y mi propuesta le había cortado la inspiración (¿Qué paso? No que muy gallo gallinero. Pura gallina que!!!). Acto seguido se desconecto del Messenger y yo pegué de saltos por mi victoria. Nadie se mete bravuconamente con Gia Azje.
Aquella tarde se pintó, por un instante, de color estúpido pero la graciosada final estuvo chida.
Finalmente tome las llaves del coche, fui por mi primo Giovanni Harp y mientras nos tomábamos un par de martinis le conté la travesía del Messenger. Gracias a eso nos burlamos un buen ratote.
La moraleja final es que a partir de ese momento pongo más atención al dar de alta mails desconocidos.
Espero que se hayan divertido igual que yo. Para largos comentarios, no olviden que hay correo electrónico (gia_azje@yahoo.com.mx) Besos de Gia Azje.

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19.4.07

Las últimas del Paparazzi

FotograGia



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Un fin de semana perfecto

Ahora que ando desempleada, esperando la respuesta del pandita y de la paz verde para convertirme muy pronto en activista dentro sus filas, encuentro mucho espacio para poder escribir … ya era hora! (se te estaba haciendo tarde mamacita)
Y bien, he pensando mucho sobre los días tan maravillosos junto al Racimo de Estrellas. Ustedes no están para enterarse, ni yo para contarles, pero al parecer hemos pasado de todo, bueno, no todo; gracias al Padre Celestial no hemos tenido episodio “Te recuerdo a tu madrecita santa, hablamos chino y después te llamo al celular prometiendo no volver hacerlo” … un momento … una vez si la llame para disculparme por la torpeza de mis palabras, pero de haber pelea, nunca la hubo. Que chido, no creen?
Así pues, pongan la rola “Boombastic” de Shaggy para entrar en ambiente, después les explicaré el porqué.
Veamos … hablar de un fin de semana perfecto pues casi le llegamos; no es mamoneria pero el único perfecto es el Creador, el Señor, el Padre Celestial o como prefieran llamarlo. Entonces, fines de semanas perfectos, a lado del Racimo de Estrellas, sería como entrarle grueso a la pretensión. Claro, lo que si puedo hacer es contarles sobre algunas anécdotas divertidas o en su caso híper grandiosas (si hay alguien que ya se está preparando sus manitas para una anécdota con lujo de detalle que describa los momentos apasionados, puede irse despidiendo, he firmado el contrato de discreción – ji ja jo ju je)

Empecemos por aquella ocasión en que pasamos atoradas en el tráfico durante media hora, ósea, están bien gruesos los embotellamientos en el defeño pero quedarse varadas en la provincia de la provincia, está de chiste. Aja! y luego que se me ocurre tomar un atajo y tómalas, si creíamos ganarle al destino urbanístico pus no, faltaban otros veinte minutos para que un largísimo tren de carga pasará; el Racimo de Estrellas se lo tomo con tranquilidad, hasta saco fotos y toda la cosa; la neta es que yo comenzaba a desesperarme y ni para aplicar “lapsus fajones”, había rete harta gente a nuestro alrededor.

Como no!, también está la ocasión en que su hermano se rete burlo cuando le recomendé al Racimo de Estrellas comprar la película de “Flashdance” donde aparece excelsamente la ya tan conocida interprete del personaje de Bette Porter. En la cajita del DVD aparecía el titulo tan poco atinado de “Electrodance” (shales); por favor a quién se le ocurre traducir algo así, sin duda hay que demandar a esos mentados sujetos que se encargan de darle procedimiento en gobernación. Mientras tanto, el hermano, risa que risa, y la señorita Azje ya daba signos de hartazgo, pero cupo en mí la cordura.

Y si de hechos relacionados con películas estamos recordando, hay muchas, como aquella ocasión en que entramos a ver una película estelarizada por la sublime Mónica Bellucci. No podía con tanta preciosidad en tamaño extra grande por la pantalla del cine; una cosa es tener una foto tamaño revista y otra muy distinta es ver a ésta eminente mujer en tamaño gigante (ahora si que comprendí a los personajes de la serie “Tierra de gigantes”; hay mamachita!). Aquí entre nos, mi amor platónico continua siendo la Belluccita, ji, cualquiera tiene un pecadillo, una canilla al aire y conste que ya le dije al Racimo de Estrella que si yo llegará a conocer a Mónica estoy más que segura que de inmediato caería desmayada, entrando en un coma profundo (jajaja); cuanta verdad existe en esa frase: Tu belleza me atormenta.

Y bueno, ahí les va una minúscula confesión anecdótica; el Racimo de Estrellas, así como yo no paro de adorar a la Bellucci, ella no termina de arrojarle flores a la mendiga Carmencita de la serie LWord, ósea, sólo por el bailecito ese que le hace a Shane, por favor! Neto que si me muero de celos.

Hijoles! Algo que si debrayó como el momento más cursi (porque si no están enterados, el amor es súper cursi a morir, Y que!) fue cuando un lunes dirigiéndonos a la central de autobuses para que yo regresará a mi provincia y ella se fuera a su trabajo, decidimos desayunar unas deliciosas donas con café mientras íbamos en su coche, así puesens que se nos ocurre poner la rola de Belanova “Por ti” y en el párrafo que dice ... si algo te puedo asegurar, es que mi vida la soñé contigo, eres todo lo que necesito y aquí me quiero quedar … obvio! tragamos harto amor rosa, percatándonos que de hecho la vida la habíamos pensado la una a lado de la otra; nooooo, no puedo creerlo, yo diciendo estas cosas, pero debo admitirlo, aquí si me quiero quedar un ratototote.

También, cómo olvidar los besos robados en el estacionamiento del vips en Zona Rosa, es decir, todos nuestros besos son sublimes y luego una cosa nos lleva a la otra, pero en ese momento nos invadió la más pura magia, una combinación de sentirse plena pero al mismo tiempo sentir que en cualquier instante podíamos ser sorprendidas. Wow! Un simple wow! Aplausos para este par de hermosas nenas!

Otra, otra … Saltaba de felicidad cuando los Colts de Indianápolis ganaron el Super Bowl y yo grandiosamente le había ganado a mi mal viajado deseo de pintarle los cuernos al Racimo de Estrellas … vientos huracanados … quién dice que no se puede?


No terminaría de contarles cada detalle excelso que he pasado junto a mi novia (siii, ahora ya nos llamamos así); por claras razones de extensión literaria (si esto se le puede llamar literatura) pasaría días enteros relatándoles todo lo chido. Por el momento sigamos cantando “Boombastic” y arrullándonos con “Dreams” de Boys II Men.
Por cierto, la canción de Boombastic me recuerda mucho el fin de semana pasado. Fuimos a ver la peli “Las vacaciones de Mr. Bean” y agotamos hasta la saciedad nuestras risas en el momento en que Mr. Bean tiene la puntada de aventarse un bailecito con ésta canción … sublime, simplemente sublime.

No lo olviden “Pidan y se les dará” (así me lo ha contado Mateo); hace varios meses pedí una estrella y el cielo me regalo todo un Racimo de Estrellas (Hermosa eres una mágica droga) … Para terminar, ahí les dejo unas palabras de J. Sabines …
Quisiera hablar de ti a todas horas en un congreso de sordos
Enseñar tu retrato a todos los ciegos que encuentre
Quiero darte a nadie para que vuelvas a mi sin haberte ido

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Carta para remendar los calcetines rotos

Martes 17 de Abril
Es un lugar bastante extraño para sentarse a escribir; el caos contemplado desde otra perspectiva: Una gran avenida donde cada día se cruzan historias personales viviendo el anonimato dentro de sus automóviles, mientras tanto, la orquesta sonora del ruido de los motores se acompaña del clima caluroso y la gente sola o acompañada espera la llegada del microbús para trasladarse a casa. Es un sitio como tantos otros, un espacio físico del que nadie pretende adueñarse, es el cruce de muchos caminos donde la gran mayoría espera para partir. Yo no, es uno de mis lugares favoritos desde que cierto día, arrastrando la tristeza, me senté a la espera del autobús y así sin más me solté a llorar. La atmósfera me acobijo el tiempo suficiente para derramar la nostalgia hasta que la última gota desapareció entre mis mejillas. Aquí, pareciera que el enloquecedor movimiento de mucha gente me ha ido atrapando para convencerme de que la vida es un eterno dinamismo. La sencilla respuesta se encuentra en mi infancia; Papá y Mamá siempre me compraban cubos de madera en diferentes tamaños y colores, y con ellos construía enormes ciudades a escala; al terminar me hallaba fascinada, observando la armonía ficticia de una ciudad de juguete. Así de simple me gustan las ciudades y su movimiento.
Que locura, nadie esperaría escribir una carta en la parada del microbús. Hoy estoy aquí, en una ciudad real donde hay gente a mí alrededor que también es real, con sonidos y aromas verdaderos pues aquellos tiempos en que construía ciudades de madera sólo eran edificaciones de ficción.
Han pasado cuatro microbuses y es gracioso, aunque no me he subido a ninguno de ellos, estoy satisfecha. Finalmente yo soy la que decido cuando subirme, cuando abordar uno de los tantos viajes del día. Hoy prefiero aguardar un poco y continuar escribiendo; dejar que la energía del momento me lleve a donde es preciso. Desde hace un mes buscaba el instante adecuado pero nunca llegó la inspiración y terminaba un tanto frustrada por el éxito nulo. Llegué a pensar que escribir ésta carta e iniciar el camino de la compostura, sería algo más complejo pero bien dicen:
Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta.
Y bien ¿qué es eso importante de lo que me es necesario escribir? Había ensayado varias formas de estructurar el discurso; comenzar con un ¡Hola!, tal vez un trilladísimo ¿Cómo has estado? podría romper el muro de hielo que dejé con mi indiferencia pero creo que es mejor comenzar con un simple: Es momento de hablar, ha pasado el tiempo suficiente y con ello he comprendido – hasta apenas – que sin darme cuenta transgredí su corazón.
Hace poco leí en un libro de Paulo Coelho, la forma terapéutica y sana para expulsar el dolor consumado en el desamor; la verdad es que me resultó magnifico. Ahí se dice que hay que contar la historia, repetirla cuantas veces sea necesaria pues en cada expresión logramos liberarnos del dolor y del pasado; así pues he decidido contar nuestra historia y liberarte, aunque tú, claramente, conozcas éste testimonio como si fuera cada una de las líneas de tu mano.

Comienza más o menos así … Llegué a tu ciudad cuando la mitad de los días de enero ya habían transcurrido. Buscaba hallarme alejada de mis padres y de todo lo que me recordará a mi misma, pero extrañamente, al bajar del avión y mis pies tocar el suelo de tu tierra, todo el corazón se me lleno de miedo, creyendo con la razón que jamás podría ser capaz de forjarme un futuro triunfante. Una
joven gris, derramándose en materia superficial y pretendiendo no hacerle caso a los llamados de un eco que me gritaba: Escribe, escribe, escribe. Preferí entregarme a las manos de la mediocridad.
Viendo la incapacidad de mi voluntad, decidí perderme entre las banalidades de la vida en la playa, gastarme el fideicomiso que me dejó mi padre y odiar aún más a los gringos porque ellos hacían lo mismo que yo pero sin que la culpa los carcomiera.
Y como sucede en la vida, las causalidades me llevaron – a la segunda semana – al único antro de ambiente; buen lugar para olvidar mi frustración y continuar con la fiesta interna que me había llevado desde casa. Como siempre, aquella noche me dejé llevar por la euforia de mis hormonas y tras dos intentos fallidos de ligarme a una buena nalga, así con esa misma gracia del humor involuntario de casi todos los momentos importantes de mi vida, llegaste tú por equivocación. Mi amiga Teresa, quien le hacía de cupido, confundida creyó que mis instrucciones iban dirigidas hacía ti.
Lo aceptó y estoy avergonzada; preferí jugar con el deseo, excitando únicamente mi vanidad y omití la parte en la que me decías que tenías pareja, no me importó. Sí, me sentí con el poder necesario para ponerme un moño sobre la cabeza y venderme a ti, hacerte vulnerable entre mis besos y caricias pues yo era lo mejor que te estaba sucediendo esa noche. ¿Después qué ocurrió? Olvide entre varias cervezas el evento del baño, sólo recordando salir apresuradamente de él porque nos sorprendieron, tomar de la mano a mi amiga y subir al taxi que nos llevó al departamento.
Al siguiente día la resaca punzaba frenéticamente en mi cabeza pero todo se había quedado en una noche estúpida de diversión. Yo feliz, aparente sonrisa de hacer lo que se me pegaba la gana, nadie estaba ahí para enumerar responsabilidades, ésta era la oportunidad para demostrar que aún podía suspirar el libertinaje.
Encontré en mi celular varios números recién incluidos, todos tenían un nombre pero la memoria me fallaba para recordar los rostros de esas palabras; decidí dejarlos intactos y esperar no sé que, alguien me había dicho que es mejor guardar un as bajo la manga.

Después de tres días, a la salida de otra fiesta que tuvo una combinación rarísima de whisky con refresco de naranja, me dejé convencer por mis amigas y ellas escribieron un par de mensajes, poco decorosos, los cuales llegaron al buzón de tú teléfono. Sólo era un juego de promiscuidad pero accediste, contestaste a la provocación, quizá para demostrar que eras más valiente que yo. Así, de ésta manera tan poco tierna y escasa de amor, concordamos en vernos al siguiente día y tomarnos un café para conocernos en mejor estado, aunque sigo pensando que los borrachos y los niños son los únicos que dicen la verdad autentica.
Llegué puntual, compré una revista de modas para hacer de la espera un espacio pasajero y recuerdo que varias veces tapé mi nariz porque aún costado del callejón se encontraba una franquicia de hamburguesas y el olor que se cocina en la gran “M” amarilla, no puedo evitarlo, me da asco.
Veinte minutos después apareciste. Muy mal, detesto esperar. Yo no puedo esperar a nadie, ellos deben esperar por mí. En recientes fechas esa actitud soberbia se ha ido despidiendo de mi personalidad, uno termina por bajar la guardia comprendiendo que el amor puede transformar hasta al corazón más reacio.
En fin, qué podía perder, nada. ¿Adonde vamos?, pregunté. Aquí cerca hay un café que también es librería, probablemente te guste, afirmaste. Ahora que estoy escribiendo ésta carta, busqué entre mis cosas una nota de consumo de aquel entonces que aún conservo; olvidé el nombre de la librería-café y mira, parece que coleccionar recuerdos tiene buen beneficio. “El pabilo” fue el sitio de nuestra primera charla. Cuatro largas horas en donde pretendimos resumir nuestra vida, claro, resaltando los hechos más prodigiosos pues en toda primera cita se debe vender excelentemente el producto. Gente llegaba, conversaba un rato, tomaban café y después se retiraba, y nosotras aún seguíamos ahí no queriendo finalizar, inventando decenas de temas para continuar con la platica, pero ya se auguraba el tedio y finalmente pagamos la cuenta. Al salir del “Pabilo”, como pintado por el destino, enfrente, cruzando la avenida, relucían las grandes letras de un hotel. Nos quedamos en silencio y al parecer pensamos en lo mismo; te miré directo a los ojos y para no engañarme, se me ocurrió preguntarte sí querías hacer algo más. Con la misma adrenalina recorriendo la sangre por todo tu cuerpo, respondiste: ¿Cómo qué? Podemos ir al cine. Entonces comencé a reírme irónicamente. Señorita, quién tiene ganas de ir al cine cuando siente que las venas se le revientan de deseo. Parece que comprendiste la mirada poco amigable que te lancé; cruzamos la calle y en cuestión de minutos, así de apresuradas, nos encontrábamos sentadas sobre la fría cama de una habitación del hotel.
Era obvio, el nerviosismo me agobiaba, no sabía como comenzar, era mi primera vez, la primera vez con una mujer. Antes habían sucedido pequeños escarceos con algunas mujeres: besuqueos y caricias, también había perdido mi virginidad hacia bastante tiempo con un amigo, pero estar con una mujer, con todo el detalle de la palabra, a solas, sabiendo que todo se podía hacer, nunca. Sí los días pasados yo me había comportado como una autentica seductora, aquí, frente a ti, sin nadie a nuestro alrededor, perdí mi disfraz y me llevaste con la misma euforia al descubrimiento del placer.
Aunque han pasado ya dos años, de vez en cuando, me asalta el mismo recuerdo del aroma concentrado en la habitación de aquel día. Era el perfume, combinación agria y dulce que se desprende al tener sexo; sexo repetido desde el medio día hasta que la noche nos asaltó. Honestamente no recuerdo si fue tu teléfono, con llamada histérica de tu novia ó si fueron los mensajes de mis amigas preguntando indiscreciones, lo que nos sacó del hotel; sólo permanece la sensación de salir al exterior y envolverme en el movimiento nocturno de la ciudad en pleno bochorno. Te di las gracias y me fui caminando hasta el departamento.
A partir de ese día, en cada uno de nuestros encuentros, terminábamos encamadas, yo sabiendo muy poco y tú enseñándome a descubrir lo que había permanecido dormido dentro de mí.
Ahora creo que comenzamos con lo que debería ser la parte intermedia de una relación. Después de cada lección, con el sudor entre las piernas, nos íbamos conociendo, contándonos pasajes trascendentales de la vida cotidiana y parece que funcionó. Hay relaciones que van más rápidas que otras, eso depende de las personas que conforman una pareja, es decir, tu y yo nunca vacilamos en arrojarnos, sólo lo hicimos sin reflexionar hacía donde nos estábamos dirigiendo, viviendo el presente, únicamente interesándonos en lo que transcurría en el “hoy”.

De repente, cierto día, en medio de la respiración agitada, escuché decirte a mi oído la frase:
“Te amo”. Me quedé inmóvil, con los ojos abiertos por la sorpresa y de inmediato hice aún lado tu cuerpo mientras pensaba en cómo corresponder a tu llamado. No supe que decir, tampoco me atreví a mentirte pronunciando algo que no sentía, preferí quedarme callada. Ahora los verdaderos sentimientos se asomaban al umbral de la puerta, yo no deseaba aquello, sólo quería vivir relajadamente sin
responsabilidades. Nuestra extraña relación hasta ese día no me había exigido compromiso pero con la sencilla frase “Te amo”, todo cambiaba; honestamente pensé en salir corriendo, alejarme de ti.

Y así pasaron los días de enero y febrero, fingiendo concentrar mi energía en la búsqueda de empleo, de los cuales, todos me parecían absurdos y denigrantes; imaginaba sirviéndole a los extranjeros y me llenaba de rabia, eso no, no deseaba eso para mí, quizá la vacuna antiyankee que me inyectaron mis padres en sus tiempos de progresismo socialista daba claros resultados, entonces qué carajos estaba haciendo en esa tierra llena de rubios que despilfarraban su dinero en diversión. Comprendí que la importancia del color del dólar es más substancial que la integridad ética de cada individuo y me sentí muy triste, una vez más me había equivocado, me dejé llevar por el espejismo de no sé que cosa y ahora me consideraba aún más mediocre. Las jornadas comenzaron hacerse pesadas y desesperanzadoras, debía actuar antes de que la depresión me invadiera; una entrevista más para un posible empleo y si de ese recibía una negativa me regresaría a casa para iniciar en los negocios de la familia.
Entre los nuevos planes y la incertidumbre, de repente desapareciste varios días y aún sigo sin entender muy bien lo que sucedió. Nunca te pregunté directamente sobre los hechos ocurridos, sólo deduje las circunstancias, es más no quería imaginarme lo que estaba pasando por el corazón de tu novia, me hice la loca. Recibí un mensaje tuyo donde decías que estabas teniendo una pelea con ella, la estabas enterando sobre nuestra relación y la situación al parecer se complico demasiado, hubo forcejeos e insultos. Esa noche no pude dormir, soñé una multitud de pesadillas; a mitad de la madrugada llegó tú último mensaje: No importa lo que pase, bien vale la pena arriesgarse por ti; voy a dejarla … Me quedé pasmada; de forma moderada te había comentado que probablemente debía regresar a casa pero nunca lo pronuncie para que pareciera verdadero. Tú te arriesgabas y yo estaba planeando el nuevo curso de mi vida.
En los días que desapareciste, me llamó mi madre y me pidió que sí iba a regresar a casa, lo hiciera pronto pues había mucho trabajo que hacer. Reforzado a lo anterior, recibir la negativa del posible empleo y al siguiente día compré mi boleto de avión, en cinco días retornaba a mi tierra y yo esperaba que aparecieras pronto para despedirme.
La primera semana de marzo fue extenuante. Tres días antes de partir visité la playa y en el mar arrojé mi nostalgia por ti, sinceramente creí que nunca volvería verte; escribí un poema dedicado a tu piel y a tus besos sabor a sal y se lo leí a las olas para que ellas te lo cantaran en mi ausencia. Mirar la inmensidad azulina fue mi forma de despedirme de ti. Tenía una mezcla de felicidad y resignación pues aunque sabía que te quería, en el fondo no te amaba, aún faltaba mucho para que yo pudiese pronunciar esa palabra dedicada a otra persona.
Y bien, como lo auguró mi amiga Teresa, llegaste en la mañana faltando dos noches para partir. Ella abrió la puerta y cuando llegó hasta nuestra habitación tenía una enorme sonrisa atónita. Ves, te lo dije, ella vendría hasta el último momento. Salí rápidamente a tu encuentro y no pude contener mis abrazos efusivos; tomé las llaves del departamento y te llevé al jardín del edificio, necesitaba decirte lo que estaba por ocurrir. Nunca creí que fuera tan difícil decir algo tan sencillo: Me voy, aquí me siento muy triste. Sale, bye. Tartamudeé un poco pero finalmente pude decírtelo. Me sentí la peor persona viviente en la tierra cuando comenzaste a llorar, hasta ese momento comprendí que para ti la relación era algo serio, así que cometí un gravísimo error, me dejé llevar por la compasión y sin pensar en las consecuencias de lo que estaba por hacer, te dije: Ven conmigo, ven a vivir conmigo, súbete a mi barco. Era obvio, tus lágrimas ahora se transformaban en desconcierto. Ya me habías contado la historia de la relación con tu novia: Se habían conocido en el Distrito Federal, comenzaron a salir, después se convirtieron en novias, no tardaron en vivir juntas, paso el tiempo y de repente te dio nostalgia por tu tierra y por tu madre, la exhortaste a irse contigo, arriesgando su trabajo, su estabilidad, abandonando todo y pues ella lo hizo, te siguió; ahora tu le habías comunicado que la habías dejado de amar y que realizarías tu vida con otra persona, pero ahora esa persona, la cual era yo, te estaba pidiendo lo mismo que tu le habías pedido a ella unos cuatro años antes, así de ésta manera te sonó la misma historia, sólo que ahora tú estarías en el papel contrario; te aseguró que paso por tu cabeza la idea de que podría ocurrirte lo mismo que le acontecía a tu aún novia, era como si el karma tuviera un foquito rojo:
Cuidado la vida puede cobrarse lo malo que has hecho. Deduje tus dudas y concluí cambiar un poco la estrategia: Bueno, si quieres esperamos dos meses para que dejes todo organizado aquí, así tendré tiempo para buscar departamento y comenzar a comprar los muebles necesarios. Respiraste y yo respiré, era una mentira piadosa, una forma de tranquilizar tus miedos y apaciguar mi sentido de culpa. Dimos por terminada la charla y nos dedicamos a festejar la una cerca de la otra, hasta que regresé al departamento cinco horas antes de mi vuelo para empacar y así retornar a mi hogar. Preguntaste si podías ir al aeropuerto para despedirte y me negué, para qué despedirse si sólo traería momentos de tristeza.

Llegué a casa un martes, confundida, atolondrada, esperando a que la vida resarciera mi voz descompuesta. El trabajo se puso arduo, lo cual me ayudó mucho para alejarme de cualquier pensamiento melancólico. Te extrañaba pero fue así como comencé a escribir; todas esas ideas las arrojaba en las hojas y la tristeza me abandonaba. Cuando me di cuenta ya había pasado un mes. El trabajo me absorbía, además si tanto me quejaba de que allá en tú tierra no había nada de arte con el cual abastecer la sensibilidad, aquí, en la mía, no paraba de asistir a conciertos, exposiciones, obras de teatro y fiestas de artistas conocidos de la familia. Me juzgaba plena al ir construyendo mi futuro; parecía un gran pavoreal pues a mis 26 años estaba absorbiendo todo el conocimiento necesario para convertirme en una exitosa empresaria, era como decir: Lo estoy logrando ¿Se dan cuenta? Soy importante ante ustedes y para ustedes; pero había algo que no dejaba de hacerme ruido en la cotidianidad, simplemente me encontraba libre y alejada de ti. En un mes había esquivado toda posibilidad de divertimento gay, era consciente de que en a la primera oportunidad yo fallaría y te sería infiel. Lo fui, no logré contenerme.
Mi mejor amiga estaba feliz por mi retorno a la ciudad y por demás quería conocer mi nueva forma de ser; aunque lleváramos años de amistad, apenas le había dado la noticia de que yo era gay. Halló, invitándome a salir con grupo de amigos, la mejor manera de saber quién era la persona que había escondido tanto tiempo su verdadera naturaleza. Esa noche me presentó a la amiga de la amiga. Sorpresa, la chica también era gay y no tenía pareja. Lo primero fue diversión en el antro, después, ya muy entrada la madrugada, nos invitaron una fiesta donde tocó un grupo muy popular de sourff. Risas, cervezas, más risas, botellas de tequila y entre todo eso las miradas insistentes de la chica. No pude soportarlo más; el deseo de comerme el mundo a tajas me ponía en bandeja de plata la posibilidad de sentirme una vez más la constructora de mi camino. Ideé un plan y terminé agarrandome a los besos con la chica dentro de mi automóvil.
Al día siguiente desperté a su lado, con una terrible jaqueca pero radiante por haber conseguido mi deseo oculto. Como tantas ocasiones se repetiría, sólo se quedaba en una noche de revolcón y no volvía nunca a saber de ellas.
La respuesta a mis dudas llegaba, el momento de decirte adiós yo misma lo había provocado. Fui cobarde, preferí mandarte un correo electrónico, explicándote enmarañadamente que lo nuestro no tenía futuro, el destino me ayudo, ahora eras tú la que decías no poder seguirme, tu vida estaba allá. Así se terminaron las palabras bellas, los deseos de encontrar tus besos en mi almohada. Guardé tus regalos y cartas en una caja, sólo abriéndola mucho tiempo después cuando me sentía triste porque alguien había jugado con mi corazón.
En adelante hubo poca comunicación, creí que todo estaba resuelto, entendí que el círculo se había cerrado a la perfección, puras conjeturas para evadir la verdad. Alguien me dijo en una charla, con demasiados vasos de vodka, que en las relaciones es más fácil ser la victima que ser el victimario. Así es, la victima sólo sufre y llora pero el dolor siempre termina por curarse; por el contrario, el victimario comprende que la maldad existe dentro del corazón, dejando el estigma en la voluntad de volverse a repetirse una y otra vez. En ésta ocasión yo era el victimario; estocada tras estocada lastime tu integridad.
El tiempo me enseñó a descubrir mi personalidad con las tantas relaciones que tuve. Exactamente un año después, regresé a tu tierra pues una de mis amigas se casaba y el festejo se realizaría allá. Creyendo que las heridas estaban curadas, te llamé por teléfono para volvernos a ver. En tu voz encontré enfado y creí conveniente hacer más distancia. Nunca llegué a la cita, elegí hacerle caso a mi ego gigante … It´s my life, it´s now or never … otro traspie de mi inconsciencia.

Han pasado dos largos años. Esa que tu conociste ya no es la misma. Por la vida encontré muchos ecos fallidos; caí y volví a levantarme, de repente cuando creí que el universo me ponía demasiadas pruebas, llegó el amor, ese que transforma y te exige ser valiente para enfrentarte a tus propios demonios. Hoy, mientras escribo ésta carta, sólo dedicada para ti, enfrento mis limitaciones y aunque la incertidumbre de tu respuesta me carcoma, es el instante oportuno para decirte que lamento mucho haber transgredido tu cariño, lamento haber sido la persona estúpida que no pudo valorar la esencia del amor.
¿Y cómo resarcir el daño? No lo sé. Sólo estoy aquí, escribiendo entre un mundanal de ruido producido por los automóviles que cruzan por ésta gran avenida, reflexionando: En mi vida he cruzado con la existencia de otras personas, todas ellas han dejan una huella, unas más grandes que las otras; tu eres una de esas personas que se recuerdan.
Perdóname … libérate liberándome de éste estigma.

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Extrañando el pasado

Pues bien, aquí estamos reignaurando las lessventuras después de una larga ausencia. Deseo (y mucho) que mi humor involuntario no se haya perdido del todo y que sólo se haya ido de vacaciones por un tiempo. Finalmente, quizá me mando a volar por un rato, cansado de tanta melcocha cursi amorosa.

En estos días que desempolve mi vieja computadora, buscando mi tesis universitaria para presentarla por fin en el examen profesional, me encontré sorpresivamente con
fotos, canciones llenas de recuerdos y alguna que otra carta de “mis viejas” amistades lenchas (viejas.- por mujeres ó viejas.- por que aunque se encuentren lejos de estas tierras, seguimos siendo amigas); y bueno, he de ser sincera, medio harta nostalgia, de esa nostalgia por las lenchoaventuras que se iban acumulando cada fin de semana hasta las largas conversaciones en grupo que teníamos. Ahora la vida cotidiana social gira entorno a las presentaciones entre los amigos de mi novia y mis amigos.
Es bien sabido que presentar a “tu corazoncito” ante los cuadernos del alma, es el mejor método censor para saber qué ondiuks con tu futuro sentimental. En realidad, y muy particularmente, creo que mis carnales del alma son más honestos, es decir, se les cae la boca con tanta sinceridad, aunque a veces la neta del planeta es dolorosa; y no crean que soy gacha con mi familia, adoro a mi padres y hermanas, pero ellos siempre querrán lo mejor para mi, así pues su opinión es imparcial y poco objetiva.
El caso es que en últimas fechas, concretamente los últimos casi cuatro meses, la dispersión social ha caído en las presentaciones y convivencia con los amigos; para ser más clara, sus amigos y mis amigos, todos ellos son de la raza buga. ¿Y cuál es el problema? No hay mucho problema ó punto de conflicto. Estoy enterada de que vivimos en un mundo ampliamente poblado por la raza heterosexual (jajajaja). El chistecito parece venir con mi nostalgia de aquellos días en que sólo y únicamente existía la vida rainbow.
Bueno, la cosa no está tan tirada al Drama Queen. El Racimo de Rstrellas y yo, en una que otra ocasión nos lanzamos a Zona Rosa a tomarnos un par de cervezas (y secretamente para sentirme en onda de muchos colores) pero chanfles, esas visitas me recuerdan aún más a mis amigas lenchas. Buaa!! Buaa!! Cómo olvidar a las nenas que tan cariñosamente me acogieron entre su desma y buenos consejos. Ni modos, ahora si la edad me está cayendo como piedra en el estomago.
Veamos, mi amiga
La Princesa Katarina
anda en tierras gringas desde hace un año y medio, por lo tanto, en raras ocasiones coincidimos en las llamadas telefónicas y eso ya es un gran logro. Después, la amiguita Ojos verdes, anda igual que yo, en la dispersión amorosa con su chicuela chilanga, raramente nos vemos en la provincia de la provincia. Y qué decir de Gerard y de Cris, estamos en la misma ciudad pero vernos entre semana es casi imposible por aquello de las obligaciones laborales. Luego, el guru de los gurus, Luois, desde hace un tiempo radica en la ciudad de los rascacielos y ni en el Messenger podemos vernos. Con decirles que hasta extraño a la mala malosa de MATAhari, claro en los tiempos de amistad, no me refiero a los días de pasión absurda, mufasa! ese pasado si me da mucho mello.
Y bueno, ustedes dirían: Reinita póngase las pilas, vaya y busque amistades lenchas.
Aja! y luego que despierto. Como si las amistades cayeran como manzanas de los árboles. A las amig@s lench@s si que se les extraña mucho.
En fin, se aceptan consejos y estadísticas de posibilidades futuras. Saludos de la
Zorra Vengadora II (mejor conocida como Gia Azje)

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