Lessventuras de GIA AZJE

Rainbow adeventures con mucho glam y glitter

28.6.07

Cartas desde el hielo

22 de Junio
Por fin escribió mi hermana. Alejada de todo y negándose a ser participé de la tecnología, envió un e-mail contando sus últimas pericias.

El año pasado cumplió con uno de sus máximos sueños: introducirse en el África necesitada de médicos idealistas. Así sin más dejó su vida llena de aparente confort y se lanzó a la incertidumbre para descubrirse a ella misma en un viaje que para mi le ha dejado una consciencia más abierta de la que ya poseía.
Si no mal recuerdo, fue en el mes de noviembre que la visité para hallar un poco de paz en el paisaje merodeado por leones, elefantes y jirafas. En la despedida concordamos realizar un viaje por Sudáfrica pero el trabajo y las múltiples actividades me impidieron consumar la promesa.
Ese fue el último contacto que tuve con ella, de repente dejamos de tener noticias sobre su paradero.
El Doctor Jean-Luc que había sido su jefe en Médicos Sin Fronteras, respondió una de mis cartas desesperadas, diciéndome que al término de su servicio, Alex compró un boleto de avión rumbo a Francia y desde entonces desconocía su destino.
Conociendo el espíritu melancólico e introvertido de Alex, la familia optó por hacer oración, apaciguando la preocupación y dejando en manos del padre celestial su cuidado.

Alex es mi hermana consentida por la cual me cortaría un dedo e iría al fin del mundo en su rescate. Sabía que no debía inquietarme por ella; dicen que de las malas noticias se entera uno primero. Existía una vaga intuición de que su viaje a su propio reencuentro aún no terminaba.
La semana pasada comencé a recordarla con mayor fuerza. Busqué su caja de cassettes en donde atesoraba la música que la hacía feliz en la época adolescente, intentando hallar algunas canciones de los Smashing Pumpkins pero no tuve éxito, sólo localicé múltiples cassettes desgastados de tanto escuchar a Nirvana, Pearl Jam, U2, entre otros.
Como mi deseo de invocar su presencia, a través de la música que escuchábamos cuando éramos un par de confidentes adolescentes, crecía convirtiéndose en una necesidad por saber de ella, me fui a una tienda de discos y tardé más de dos horas en tropezar con algo de las “Grandiosas Calabazas”. Compré un par de discos y durante toda la semana el estero sólo dejaba sonar en sus bocinas “To night To night” y “1979”.
Alex y yo le tenemos cierto cariño a la última canción citada. Alejandra nació en 1979 y a mi me gusta decir que nací ese mismo año, aunque la verdad mis ojos vieron la primera luz de vida un año antes. “1979” se transformó en una melodía emblemática para nosotras, era como una bandera para expresar el enojo, la alegría y la fuerza interior, de cada una, para alcanzar nuestros sueños: Ella en doctora viajera y yo en escritora.

Ayer, 21 de Junio, en el inicio del verano, envió una carta cargada de esperanza, cobijada de atmósferas azulinas respirables en el hielo…

- Aquí estoy hermana marmota, admirando la intensidad del color azul recreado por el mar que juega inmóvil con los majestuosos icebergs blancos; pensando mucho en ti, reflexionando en el largo silencio que te he profesado …

Como lo sospechaba, mi hermanita después de conocer y sentir el futuro desangelado que nos espera como humanidad en el profético dinamismo social africano, decepcionada de todo, metió las pocas cosas que poseía en una mochila y en efecto, compró un boleto de avión hacía Francia dejándose llevar por el eco de su voz interna para encontrarse a ella misma en otro posible viaje, uno el cual le ayudará a sanar las heridas las cuales la habían sobrecogido en el dolor de la gente con las que coincidió en su servicio como Médico Sin Fronteras.

El vuelo tuvo un largo retraso de horarios. Alex se negó a salir del aeropuerto para no perder su pasaje y decidió quedarse a dormir en la incomodidad de la Sala de Espera. Fue ahí en la espera de algo que encontró ese algo. Mientras leía por segunda ocasión “La Odisea” y tomaba su cuarto café de la madrugada, se acercó a ella un hermoso sujeto; descrito en sus propias palabras: un ángel de cabellos dorados irradiaba luminosidad pura desde su rostro.
Alex extrañada no sabía darle explicación a los sentimientos de fragilidad y alegría encontrados en la charla tan familiar con un completo desconocido pero así como suele suceder con los flechazos del amor, dejó aun lado su racionalidad para descubrir a un esplendido individuo.
El chico resultó ser un fotógrafo de renombrado oficio; pareciendo que el Cupido los estaba cazando para asestarles una flecha en el corazón, Alex y Dominic estuvieron en los mismo paisajes de la basta África, nunca logrando coincidir y la mayor sorpresa estaba por llegar, los dos esperaban el mismo vuelo que los trasladaría a Francia.
Dominic había terminado un fotoreportaje encomendado por una revista de viajeros reconocida a nivel mundial; esperanzado en darse un par de meses de vacaciones en La France, visitaría a su hermana mayor en París.
Durante todo el vuelo charlaron como dos almas gemelas que se habían reencontrado después de un letargo de ausencia dolorosa y gracias al padre celestial, como si fuera una poción mágica dada en forma de una persona, mi hermana curó las heridas albergadas en su espíritu.

Después de un idílico mes en Francia, donde Alex y Dominic construyeron un altar profeso de amor, el muchacho la invitó a vivir con él en su verdadera patria. Mi hermanita hoy día radica en la parte francesa de Canadá. La carta que ayer recibí la envió desde algún punto perdido de Groenlandia; como buena recién enamorada no quiere separarse de él y lo ha acompañada a cada uno de sus tantos trabajos como fotoreportero.

En la mochila, donde guardó sus pocas pertenencias estando en África, mi hermana incluyó el cassette faltante que yo busqué la semana pasada en nuestra casa materna. Había viajado con ella durante todo el trayecto desde su partida de México; nuestro objeto emblemático la acompañó en los momentos difíciles y en aquellos colmados de efímera dicha.
Así, de la misma manera, la semana pasada algo la condujo para escuchar una y otra vez la canción de “1979”. Dominic curioso por saber la verdadera razón, le preguntó tímidamente ¿si la música de los Smashing Pumpkins le recordaba a alguien? Ella afirmó: ¡Si! Me recuerda a mi hermana mayor. Él observando cierta aflicción en su mirada le recomendó escribir: Ellos también te extrañan y te aman mucho, no los castigues más, es momento de hacerles saber que estas viva, y mejor aún, estás enamorada.

Me siento tranquila sabiendo que Alex ha encontrado una inmensa brecha para subsanar la carga de melancolía que nació con ella. Siempre fue así desde pequeña, llevaba sobre la espalada y dentro del corazón una inexplicable tristeza; ni las terapias, ni el mundo de los espejismos materiales, ni los logros profesionales lograban alejarla de ese sentimiento, pero ahora que el milagro del amor la ha liberado, rescatándola de ella misma, yo como hermana me siento más tranquila, sé que la felicidad está en sus manos y que ella misma se ha dado una oportunidad.

Quiero finalizar con algo muy sencillo: Hermana, siempre estás aquí conmigo; sólo basta pensarte y escucharte con “1979”.

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1 Comments:

At 12:40 p.m., Blogger Tutsi Yakuza said...

Curiosamente, hoy visité otro blog que me hizo recordar los noventa.
Y ahora tu texto me remonta a esa voz de Billy Corgan.
Extraño a los Smashing.
Esa era música..(ya parezco viejita) jiji

 

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