Versos para ti
Hoy es día de San Valentín. Sin duda es una fecha para engordarles las carteras a los comericantes pero pero pero finalmente a todos nos gusta la cursilería. Hoy les tengo un poema. Va para ustedes y por supuesto está dedicado para ti ... RACIMO DE ESTRELLAS ... Te amo muchototote.
Margarita, está linda la mar
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tu.
Una tarde la princesa
vió una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba;
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un suave resplandor.
Y el Rey dijo: “¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?”
La princesa no mentía.
Y Así dijo, la verdad:
“Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad”.
Y el Rey clama: “¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Que capricho!
El Señor se va enojar”.
Y dice ella: “No hubo intento;
yo me fui no sé porqué.
Por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté”.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Y el papá dice enojado:
“Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver”.
La princesa se entristece
por la dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.
Y así dice: “En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí”.
Viste el Rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene prendedor
en que lucen con la estrella
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar un cuento.
Rubén Darío
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosco de malaquita,
un gran manto de tisú
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tu.
Una tarde la princesa
vió una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba;
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un suave resplandor.
Y el Rey dijo: “¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?”
La princesa no mentía.
Y Así dijo, la verdad:
“Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad”.
Y el Rey clama: “¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Que capricho!
El Señor se va enojar”.
Y dice ella: “No hubo intento;
yo me fui no sé porqué.
Por las olas y en el viento
fui a la estrella y la corté”.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Y el papá dice enojado:
“Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver”.
La princesa se entristece
por la dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.
Y así dice: “En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí”.
Viste el Rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene prendedor
en que lucen con la estrella
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar un cuento.
Rubén Darío
Etiquetas: Segunda Temporada
1 Comments:
es mucho el amor y pocos los post...
ya escriba no sea ingrata
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